¡No puedo meditar! 7 alternativas a la meditación que debes conocer

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Seguramente has escuchado a más de una persona exaltar los beneficios de la meditación. Diversos estudios demuestran que contribuye a reducir el estrés, la ansiedad, el insomnio y el dolor crónico, además de darle estabilidad a nuestras emociones, ayudarnos a sosegar la mente y mejorar la memoria.

De hecho, el hipocampo -estructura del cerebro clave en la formación de nuevas memoriassuele ser más grande y tener conexiones celulares más densas en las personas que meditan de forma rutinaria.

Al ser una actividad principalmente contemplativa, la meditación también intensifica la concentración. Se estima que puede aumentarla hasta un 20% si se vuelve una práctica cotidiana; esto contribuye a mejorar la atención en las tareas laborales, a aumentar el desempeño y a optimizar la toma de decisiones.

Pero ¿qué pasa con aquellos que dicen “no puedo meditar”? Esta es una realidad para muchas personas: han seguido las instrucciones que se les han dado, han descargado cinco aplicaciones distintas para meditar, se han puesto los audífonos, le han dado play a las sesiones… y nada.

Como diría la autora Ingrid Fetell Lee, la meditación -pese a sus evidentes ventajas para una gran mayoría de la población- podría no funcionar en algunos casos (¡la mente y su complejidad!). Por tanto, es importante encontrar estrategias análogas que puedan conferirnos beneficios similares a los de la meditación.

7 alternativas a la meditación para aumentar la concentración y mejorar el bienestar mental

1. Visualización

Meditar no significa, necesariamente, dejar de pensar. Al contrario, nuestra mente continúa funcionando, pero llevando su atención hacia un punto en particular. 

Un buen ejemplo para alejar lo que nos distrae o molesta es visualizar un espacio que nos haga sentir tranquilos. Puede ser un jardín, una habitación o una calle, aunque lo importante es aprovecharlos para volcar en ellos nuestra imaginación.

Busquemos crear nuevos ambientes o explorar nuevos rincones cada vez que volvamos a nuestro sitio especial: desde cambiar las flores y árboles hasta imaginar a alguno de nuestros animales favoritos.

Lo ideal es que sea un lugar que nos permita despertar nuestra creatividad y adentrarnos en una profunda relajación. 

2. Colorear o pintar

Colorear no es solo para niños. Ayuda a reducir el estrés y la ansiedad, mejorar la concentración y estimular la creatividad en la edad adulta. Si coloreamos mandalas, los beneficios pueden ser incluso mayores.

De acuerdo con estudios, su forma simétrica hace que nuestra mente entre a un estado de meditación, debido a los movimientos repetitivos que hacemos mientras coloreamos. Además, parte de la comunidad médica enfatiza en que los mandalas nos ayudan a reducir la frecuencia y la presión arterial, aumentar la liberación de hormonas y a generar menos cortisol. 

No olvidemos poner atención en los colores. Combinados con el patrón de los mandalas, pueden introducirnos en un estado de relajación total. El blanco puede relacionarse con pureza y perfección; el negro, con misterio y renacimiento; el azul, con satisfacción y paz; el rojo, con sensualidad y pasión.

Recordemos que, antes de elegir los colores, debemos detectar qué emoción o sentimiento queremos evocar. 

3. Tocar la batería 

Tocar la batería es otra opción para entrenar la mente. Estudios demuestran que esta actividad también es beneficiosa para reducir estados ansiosos, depresivos y marcadores inflamatorios del organismo, debido, entre otras cosas, a la repetición de movimientos y sonidos. 

Además, como es una actividad que requiere del uso de las cuatro extremidades, se necesita mucha concentración, lo que permite que facilita que nos sumerjamos en la experiencia física y dejar de lado otras preocupaciones.

En todo caso, si no es la batería, cualquier instrumento musical puede ayudarte a liberar el estrés y contribuir con un mayor bienestar mental.

4. Observar las nubes

Observar el cielo puede parecer un acto simple, pero también produce un efecto calmante. El suave movimiento de las nubes y su composición amorfa le dan a nuestra mente un objetivo en que centrarse y abren una puerta hacia la imaginación.

Aunque no hay estudios específicos sobre el beneficio de observar nubes, sí los hay en relación con la contemplación de la naturaleza, en donde encontramos sonidos y patrones que nos ayudan a tranquilizar la mente. De modo que observar nubes en la naturaleza podría ser mejor idea.

Se sabe que estar en escenarios naturales ayuda a mejorar el sistema inmune e incluso a estimular el aprendizaje; de hecho, las personas que viven en entornos rodeados de naturaleza suelen tener una mayor esperanza de vida.

Para contemplar, la idea es elegir un elemento que nos absorba: pueden ser las nubes, pero también los árboles o la lluvia. 

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Las personas que viven rodeadas de naturaleza -siempre y cuando tengan acceso a servicios de necesidades básicas- tienen mayor esperanza de vida. Tip: procura visitar un parque o una montaña una vez a la semana.

5. Escribir por la mañana

Por años, la escritura ha sido utilizada en tratamientos terapéuticos. Es una actividad que ayuda a comprender mejor los eventos traumáticos, y a reducir el estrés y la ansiedad, al funcionar como un drenaje para las emociones y los pensamientos.

Sin embargo, no es su única función; en el día a día también es una técnica efectiva para despertar la creatividad.

Para aprovechar sus beneficios, es importante seguir dos reglas básicas: escribir todos los días tres páginas y hacerlo de forma automática (¡lo primero que llegue a tu mente!). Esto hará que, con el tiempo, se produzca un mayor flujo de consciencia y, progresivamente, empecemos a volcar más y más ideas.

6. Caminar

Si eres de las personas que se repite insistentemente “no puedo meditar”, entonces debes saber que caminar es una actividad absolutamente recomendada para despejar la mente, además de que ayuda a combatir el sedentarismo, mejorar la capacidad física y acelerar el metabolismo.

Su significado antropológico y religioso es muy potente: transitar hacia nosotros mismos. Muchas personas en la historia han caminado como un método de introspección. Permite escuchar nuestro propio cuerpo, ser conscientes de nuestra respiración y gesticulación, y transitar hacia una transformación. 

En algunas prácticas, incluso suele repetirse una misma palabra mientras caminamos. Su función es aumentar la concentración, mejorar el autocontrol e impactar a nivel psicológico algo positivo que no queremos olvidar.

7. Escuchar sonidos melodiosos

¿Quién no se ha puesto una grabación de lluvia cayendo o de pájaros cantando? ¡Seguramente más de uno! Y esto es porque, como ya lo hemos dicho, los sonidos repetidos nos sumergen en una especie de “trance”. 

Esto también sucede con algunas voces. Según expertos, las voces que nos agradan suelen tener unos hercios (tono o frecuencia de la voz) que estimulan la relajación, lo que a su vez se complementa con la forma en que mira o sus gestos.

Un ejemplo claro es la voz de Bob Ross (sí, el famosísimo pintor de los arbolitos felices). Tal parece que su suave barítono y los sonidos que se producen contra el lienzo activan reacciones ASMR u “hormigueos cerebrales”, que nos generan paz. 

Como vemos, hay muchas formas de meditar. Los ejercicios de respiración, bailar, hacer yoga, entre otros, también pueden ayudar a sosegar nuestras emociones y focalizar la atención en donde realmente lo queremos. Pon en práctica hoy mismo tu alternativa favorita a la meditación y empieza a dominar tu mente.

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